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domingo, 24 de enero de 2010

33 aniversario asesinato abogados de atocha


Un año más, 33 años ya, conmemoramos el asesinato, el atentado terrorista, contra el Despacho Laboralista de la Calle Atocha, 55, que produjo la muerte de cinco compañeros y compañeras el 24 de Enero de 1977.
Año tras año, la Fundación Abogados de Atocha, conmemora aquel día de miedo, tragedia y dolor. Miedo, dolor, tragedia, que no impidieron que miles de personas acompañasen los féretros de los compañeros asesinados. Año tras año el Patronato de la Fundación concede unos premios anuales que reconocen a personas o instituciones que defienden los derechos laborales y sociales, la libertad, superando el miedo, el dolor, la represión y la tragedia.
En esta ocasión los premios de la Fundación han recaído en Marcos Ana y en Domingo Malagón, dos luchadores por la libertad, cada uno desde lo que mejor saben hacer, la palabra, la pintura y el dibujo. El arte, puesto al servicio de la libertad, como instrumento de cambio. Como expresión de la voluntad de convivencia democrática. Domingo y Marcos han recibido homenajes y reconocimientos nacionales e internacionales pero, sin duda, este premio es un premio joven y cargado de memoria histórica. Un premio que inscribe a sus ganadores en el libro de la Libertad y los Derechos. Un premio incómodo, como incómoda es la memoria de los Abogados de Atocha, tal como nos recuerda Alejandro Ruiz-Huerta. Un premio al compromiso de toda una vida de lucha y al compromiso como parte esencial del futuro.
En esta ocasión el Patronato de la Fundación Abogados de Atocha ha decidido conceder además un reconocimiento a los abogados que defendieron la justicia y el esclarecimiento de la verdad en el juicio por el asesinato de los Abogados de Atocha y a quienes desde Justicia Democrática, defendieron una España democrática, un Estado democrático y de Derecho.
Un año más la Fundación Abogados de Atocha entrega sus premios anuales, como un ejercicio de orgullo y memoria, como una reivindicación del futuro libre, democrático y asentado en derechos laborales y sociales.
33 años después del Atentado de Atocha, la lucha de aquellos jóvenes asesinados en el despacho laboralista sigue tan viva como siempre, porque esa lucha es inseparable de la condición humana a lo largo de la Historia. Lucharon por todos, con las únicas armas de la palabra y del derecho. Y todos les debemos nuestra memoria, nuestro afecto y nuestro compromiso.

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